Una relación de pareja es una de las formas relacionales más íntimas e intensas que se pueden tener en la adolescencia y adultez, fuera de aquellos vínculos establecidos con la familia de origen.  Mientras que en la infancia, las figuras fundamentales en las que nos apoyamos y con las que construimos nuestro estilo de apego (Para saber más sobre este tema puedes consultar blogs anteriores: https://aliarapsicologia.com/el-apego/) son nuestros padres o nuestros cuidadores principales, en la adolescencia y adultez, ponemos en juego estos vínculos con nuestras parejas sentimentales.

En la pareja no sólo nos encontramos a dos individuos independientes, sino que a medida que la relación avanza, se va construyendo una identidad extra que es la de: “la pareja”, en la que se intentan integrar las individualidades, deseos, necesidades e inquietudes de ambos miembros.

Cualquier ruptura de pareja supone un duelo. Como todos los duelos este puede ser más complicado o sencillo dependiendo también de cómo haya sido la relación. La duración, la convivencia y el tener hijos o no, son variables que afectan a la hora de atravesar el duelo. Además, los recursos individuales y los apoyos que cada uno tenga son pilares fundamentales y van a repercutir en cómo se atraviesa la ruptura.  

Una ruptura se puede producir por múltiples causas y dificultades que la pareja no se ve capaz de atravesar: incompatibilidad de proyectos de vida, desamor, celos, falta de comprensión entre los miembros, falta de compromiso, situaciones vitales incompatibles… Así cuando la continuidad de la pareja se encuentra en entredicho, solemos observar estados de malestar emocional y síntomas ansiosos entre los componentes.

Cuando la ruptura se materializa, los sentimientos asociados más comunes son: tristeza, decepción, enfado, rabia y soledad, entre otros.

Según Lazarus y Flokman (1986) una ruptura de pareja es una situación que sobrepasa los propios recursos personales y atenta contra el bienestar de los miembros, es decir, constituye una situación estresante.

Dependiendo de los recursos, las fortalezas y las características de la persona, las estrategias que se utilizan van a ser unas u otras, a continuación, se exponen algunas de las más utilizadas:

Evitación: Se entiende que una persona está utilizando mecanismos de evitación en el contexto de una ruptura de pareja cuando realiza conductas encaminadas a no sentir o pensar en la ruptura que está atravesando.

Búsqueda de apoyo social: Las personas que utilizan este mecanismo buscan el contacto y el apoyo de sus relaciones más significativas (familiares y amistades).

Expresión emocional: Junto con la estrategia anterior, supone uno de los recursos que más ayuda a atravesar estas situaciones.

El que la medida en la que una persona cuente con recursos de afrontamiento (buena autoestima, conductas de autocuidado, red de apoyo…) va a ser capaz de atravesar con éxito esta situación tan difícil. Si te has sentido identificado, estás pasando por una ruptura, tienes malestar emocional asociado a tu relación de pareja o crees que te faltan recursos para hacer frente a esta etapa puedes contactar con nosotras.

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