Según las últimas estadísticas la edad de inicio de visita a webs de pornografía en España se ha adelantado hasta los 8 años y su consumo se ha generalizado a los 14. El 56% de los adolescentes afirman que accedieron por primera vez entre los 6-12 años. Y el porcentaje de adolescentes que visitan asiduamente estas páginas es del 68,2%

Entre estos datos, nos encontramos algunas diferencias por sexo, la edad de inicio de las mujeres y de las personas no binarias es un poco posterior, y la frecuencia con la que acceden a estas páginas es menor, puesto que su consumo es mayoritariamente semanal o mensual frente a la frecuencia casi diaria de los adolescentes varones.

Además, los adolescentes refieren que ante la falta de una mejor fuente de información acuden a este tipo de webs para aprender qué hacer, cómo hacerlo y qué esperar de sus encuentros sexuales.

Todos estos datos reflejan una realidad en la que los adolescentes españoles están aprendiendo cómo tener relaciones sexuales a través de la visualización de vídeos ficticios. Esto acarrea algunas consecuencias que se van a exponer a continuación:

En primer lugar, estos vídeos muestran bastante a menudo actitudes violentas, que en vídeos de porno heterosexual, suelen aparecer de los hombres hacía las mujeres.  En dichos vídeos, ambos parecen sentir placer ante dichas prácticas, lo que lleva que luego estas acciones se repitan en sus relaciones sexuales pudiendo incurrir en violencia sexual. Ante esto, las adolescentes refieren que: “de repente estás teniendo una relación y te agarran del cuello, te tiran del pelo o te escupen”. Estas prácticas suceden muchas veces sin consentimiento.  Como hablamos en el blog anterior, este tipo de conductas violentas cada vez están siendo más denunciadas, y se está trabajando para aumentar la visibilidad y la comunicación en pareja (ya sea afectiva o sexual) sobre estas prácticas abusivas. A pesar de esto, todavía nos encontramos que la mayoría de los vídeos de estas webs giran en torno a la búsqueda de placer de la figura masculina y se normalizan estas prácticas, mientras que el placer femenino queda relegado a un segundo plano.

Otra de las consecuencias puede ser unas expectativas irreales sobre cómo van a ser las prácticas sexuales a nivel de duración, intensidad, frecuencia, placer, respuesta de la pareja…Esto lleva a los adolescentes a sentimientos de frustración e incluso problemas de autoestima, puesto que o bien no son capaces de replicar lo que ven en los vídeos o bien no entienden por qué sus encuentros son “peores” y lo achacan a falta de capacidades, a inseguridades corporales…

Otra de las consecuencias de que los adolescentes estén acudiendo a vídeos porno para formarse y aprender cómo mantener relaciones sexuales es la puesta en marcha de conductas de riesgo. Entre estas conductas podemos encontrar: La falta de uso de preservativo, puesto que en los vídeos no se utiliza nunca, conducta que normalizan los adolescentes y que puede llevar al contagio de enfermedades de transmisión sexual y al embarazo no deseado. Así como la falta de consentimiento en las relaciones sexuales.

En definitiva, el acceso masivo a este tipo de páginas por parte de personas menores de edad y especialmente la falta de información fiable y realista sobre cómo cuidarse y cuidar en las relaciones sexuales puede suponer consecuencias indeseadas en la población adolescente.

Si quieres más información sobre este tema, te preocupa el uso que haces tú o tus hij@s de las páginas web pornográficas o tienes alguna dificultad relacionada con el tema de la sexualidad no dudes en contactar con nosotras.

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