Como hablábamos en anteriores entradas hay diferentes estilos de apego. Hoy queríamos hablaros sobre el estilo de apego preocupado o ansioso ambivalente, ya que en muchos casos de ansiedad o de angustia muy severa puede estar presente este tipo de apego debajo de la sintomatología.
Hagamos un pequeño recordatorio de cómo es este estilo de apego: son personas que se han criado en un ambiente donde sus cuidadores le han transmitido que el mundo puede ser peligroso. Suelen ser personas muy preocupadas y ansiosas, realizan comprobaciones constantes para eliminar la sensación de incertidumbre y para intentar lidiar con el miedo que sienten ante el mundo y ante no hacer las cosas bien.
En estas personas la preocupación es igual al afecto, si me preocupo mucho por ti, te quiero más. Por ello, cuando somos mayores consideramos que si no nos estamos preocupando por algo es que realmente no nos importa lo suficiente o que para cuidar a alguien, tenemos que preocuparnos más delo que lo hacemos. La dificultad de esto viene con la rigidez y la carga que esto implica para la persona, pues si no se esfuerza o se preocupa lo suficiente, aparece un sentimiento de culpa muy grande. De esta forma, acaban diciéndose mensajes como “tendrías que encargarte de esto” “esto es muy grave, deberías implicarte más, apoyar más, preocuparte más”. Estos mensajes vienen muy inculcados con como se relacionaron sus cuidadores con estas personas, y por tanto es algo que ya aparece de manera habitual y que en cierto modo nos da comodidad y control, porque es a lo que estamos acostumbrados. Entonces, hasta aquí parece que dentro de lo que cabe son personas que a pesar de estar preocupadas frecuentemente, se adaptan al mundo y se encuentran cómodas en su forma de ser. El problema viene con el mantenimiento continuado de esta forma de estar con el otro (demandando mucho de la persona, invadiendo en exceso por nuestra preocupación…) o cuando hay algo que no podemos controlar o predecir. Es entonces cuando empieza a aparecer el ahogo, el colapso y el no poder llegar a todo o no poder soportar ese nivel tan alto de preocupación por mí y por los demás y esa tendencia a resolver los problemas del resto. ¿Qué pasa entonces? Muy frecuentemente aparece un bloqueo en la persona, donde empieza a encontrarse mal anímicamente o empiezan a aparecer síntomas de ansiedad (ahogo, palpitaciones, adormecimiento de extremidades…) entre otros. Es como si esa angustia tuviera que salir por algún lado.
Además, como nos han enseñado que el mundo puede ser peligroso, no es de extrañar que estas personas desarrollen personalidades más inseguras y se consideren en ciertos momentos menos capaces de hacer las cosas o más dependientes de otras personas que si que consideran que son más seguras.
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