Para R.J Stengberg, las relaciones amorosas comprenden tres principales dimensiones, la intimidad, el compromiso y la pasión. Hoy nos centraremos en esta última y hablaremos de su expresión más física (las relaciones sexuales) aunque esta manifestación no sea la única. A continuación, vamos a hablar sobre cómo es esta dimensión en las relaciones de pareja y acerca de algunas de las dificultades que pueden aparecer.
Las relaciones sexuales no están sujetas a tener una pareja estable o a mantener una relación amorosa/ afectiva sexual, además, las dificultades de las que se va a hablar a continuación pueden aparecer en múltiples situaciones y de diversas maneras. En cualquier caso, en este blog nos centraremos en esta área: “Dificultades o trastornos sexuales que aparecen en el ámbito de la pareja”, puesto que es el que más frecuentemente aparece en consulta.
Se considera disfunciones sexuales aquellas dificultades que generan un malestar emocional significativo en el sujeto (éste puede ser de carácter leve, moderado o grave). Estas dificultades pueden aparecer en cualquiera de las siguientes tres fases en las que podemos dividir el ciclo sexual completo:
- Deseo: Ganas o impulso de mantener actividad sexual. Fantasías, el deseo puede ser primario (nos lleva a la acción) o secundario, (aparece después de la estimulación).
- Excitación: En esta fase encontramos la sensación subjetiva del aumento de placer que va acompañada de cambios fisiológicos.
- Orgasmo: Es el punto álgido del placer sexual. Trae consigo una eliminación de la tensión corporal y una concentración rítmica de los músculos del perineo y de los órganos reproductivos pélvicos.
Algunas de las dificultades que encontramos más frecuentemente en consulta tienen que ver con:
- El deseo sexual
- La eyaculación
- La erección
- El dolor en las relaciones
- El placer y los orgasmos
Las disfunciones sexuales pueden tener diferentes causas y en su mayoría tanto estas como los factores que las mantienen en el tiempo suelen tener un origen psicológico y por lo tanto se puede trabajar a nivel psicoterapéutico.
Algunas de estas causas pueden ser: Una comunicación pobre (o inexistente) sobre qué los gustos, necesidades y tiempos de cada miembro de la pareja. Falta de educación sexual que nos hace tener expectativas irreales sobre nuestras relaciones sexuales, nuestra pareja y que suelen acarrear consigo sentimientos de malestar, inadecuación o falta de seguridad (Ejemplo: “No consigo llegar al orgasmo con penetración vaginal, creo que tengo un problema”). Este ejemplo muestra cómo, en términos generales, la educación sexual que recibimos es pobre o incluso errónea (Lo que sabemos lo hemos sacado de fuentes nada fiables). Dificultades en la relación de pareja que afectan al deseo sexual. Ansiedad por no alcanzar el orgasmo, malas experiencias sexuales previas, malestar emocional… Además, a la hora de disfrutar de las relaciones sexuales tanto las rumiaciones (pensamientos recurrentes sobre mi cuerpo, la percepción del otro sobre mí o mi comportamiento durante el sexo, entre otros) como otros pensamientos cargados de “deberías” (como mujer/hombre debería hacer x cosas en mis relaciones sexuales, mi cuerpo debería ser así…) hacen que se active nuestra parte cognitiva dejando poca cabida al disfrute sexual y a la conexión con nuestro cuerpo y nuestras sensaciones.
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