El miedo es una emoción básica que sentimos todas las personas desde que nacemos durante toda nuestra vida. Es una emoción adaptativa que nos ayuda a protegernos en situaciones de peligro. ¿Pero, qué son los miedos evolutivos? Son miedos que forman parte del desarrollo normativo de los niños que les permiten mantenerse alerta ante situaciones que pueden percibir como peligrosas y protegerse de las amenazas y van surgiendo y desapareciendo según la etapa evolutiva en la que se encuentre el niño.

La aparición de los miedos en la infancia se debe a la influencia de una serie de capacidades que se desarrollan en los niños a lo largo de las diferentes etapas evolutivas. Estas capacidades son:

  • Capacidad simbólica. Esta hace referencia a la capacidad del niño de hacer representaciones mentales sobre posibles situaciones que podrían suceder. Por ello, cuando se habla de esta capacidad del niño respecto al miedo, nos referimos al miedo que tienen de que algo pueda ocurrir y a las predicciones que hacen sobre situaciones que le asustan, aunque estas nunca lleguen a suceder.
  • Pensamiento mágico. El pensamiento mágico se refiere a un tipo de pensamiento característico de la infancia en el que se presenta una incapacidad para diferenciar entre lo que es real y lo que es imaginario, lo que facilita la creencia de que existen seres fantásticos como fantasmas, monstruos, brujas, etc.
  • Aprendizaje social. Esta teoría defiende que los niños aprenden a través de la observación y de la imitación del medio social que les rodea, pudiéndose ver influenciados por los miedos de otros e integrándolos.

De manera general, los miedos comienzan alrededor del primer año de vida. Sin embargo, las situaciones temidas van evolucionando según la edad. La desaparición de algunos miedos y la aparición de otros se explica por el desarrollo psicológico, social y biológico de un individuo a lo largo de las diferentes etapas evolutivas de su vida.

  • Durante el primer año: separación de los padres o figura de apego, personas desconocidas, ruidos fuertes y sitios altos.
  • De los 2 a los 5 años: se mantiene el miedo a la separación y ruidos fuertes y aumenta el miedo a los animales, oscuridad, tormentas y personas disfrazadas.
  • De los 6 a los 8 años: se mantiene el miedo a los animales, separación, oscuridad, tormentas, y aumenta el daño físico, a los seres imaginarios (fantasmas, monstruos, brujas…), colegio y accidentes.
  • De los 9 a los 12 años: se mantiene el miedo a animales, daño físico, tormentas y aumenta el miedo al rendimiento escolar, la muerte, relaciones sociales y aspecto físico.
  • De los 13 años a los 18 años: miedo al rendimiento escolar, al rechazo, a la valoración negativa de otros, relaciones sociales, muerte y aspecto físico.

Estos miedos son orientativos y no todos tienen por qué aparecer en todos los niños. La aparición de estos miedos dependerá en gran medida de las características individuales de cada niño y de las experiencias y vivencias personales de cada uno. Además, las edades influyen según el desarrollo madurativo del niño.

En la etapa adulta, sabemos que los miedos son patológicos cuando el estímulo que lo provoca no es un peligro real o cuando la emoción es demasiado intensa y no nos permite actuar. Sin embargo, durante la infancia, los miedos pueden manifestarse a pesar de no estar presente el estímulo amenazante (como podría ser el miedo a los fantasmas o a los monstruos) debido a esta capacidad simbólica de la que se hablaba anteriormente y a la falta de capacidad que poseen los niños de diferenciar un peligro real de otro que no lo es. Entonces, ¿cómo saber si debo solicitar ayuda de un profesional para ayudar a mi hijo/a?, pues bien, algunos signos de alarma serían:

  • El miedo se mantiene en el tiempo y, además, cada vez es mayor.
  • El niño reacciona de una manera exagerada y desproporcionada ante el estímulo temido o aspectos que estén relacionados con el mismo.
  • El miedo está influyendo negativamente de manera significativa en aspectos cotidianos de su vida como el colegio, su estado de ánimo, relaciones sociales…

¿Cómo puedes acompañar a tu hijo/a en sus miedos?

  • Habla con él abiertamente sobre sus miedos. Ofrece un espacio seguro y de confianza en el que pueda expresar libremente sus miedos sin juzgarlos ni minimizarlos. Hazle ver que el miedo no es una debilidad y que todos sentimos esta emoción.
  • Indaga sobre qué es lo que le provoca ese miedo y cómo lo percibe él. Ayúdale a llegar la raíz del miedo con preguntas específicas como: “¿Qué es exactamente lo que te da miedo de quedarte solo en casa?”, “¿Qué crees que podría pasar?”.
  • Hazle ver que le comprendes, le escuchas y te preocupas, y que su emoción es válida. Dales importancia a sus miedos, trata de no ridiculizarlos, criticarlos o castigarlos.
  • Refuerza positivamente y elogia sus esfuerzos por hacer pequeños acercamientos a la superación de sus miedos.
  • Proporcionar estrategias o herramientas para disminuir la intensidad del miedo.

Si quieres saber más sobre los miedos en la infancia, no dudes en ponerte en contacto con nosotras.

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