Actualmente el término “personas tóxicas” está muy de moda, lo escuchamos en los medios, en las redes sociales, también en las conversaciones entre jóvenes y adolescentes se habla con frecuencia de “X es tóxico” o “Z es una tóxica”. Sin embargo y por regla general, lo tóxico no son las personas, sino las relaciones que se establecen entre ellas y los vínculos dañinos que se cronifican.
Este tipo de relaciones tóxicas no se da exclusivamente en el ámbito de relaciones afectivo-sexuales, sino que también se observa con frecuencia en las relaciones de amistad, laborales, familiares…
¿Qué es una relación tóxica?
Una relación tóxica es una relación destructiva en la que uno o los dos miembros de la pareja (relación afectivo sexual, familiar, amistad, laboral…) tienen comportamientos dañinos tanto para sí mismos como para la otra persona y estos comportamientos provocan malestar y daño emocional. Además, este tipo de relaciones evitan el crecimiento individual, agudizando y profundizando las heridas emocionales previas con las que ya contase la persona en cuestión.
Este tipo de relaciones suelen presentar uno o varios de los siguientes elementos:
- Control: Uno o los dos miembros de la relación sienten la necesidad de saber dónde está la otra persona, con quién, pudiendo incluso limitar sus relaciones tanto de amistad, pareja o familia. “¿Otra vez vas a quedar con tus primos? parece que los ves más a ellos que a mí… “¿Qué haces hablando con ese?”, “Esa amiga no te viene bien”, “¿Has quedado con X y no me has avisado? Pensaba que éramos amigas…”, “Si de verdad me respetas no irías así vestida…”
- Dependencia: Sensación de que se necesita la presencia, reafirmación, cariño constante de la otra persona y que cuando esta está física o emocionalmente lejos causa un fuerte malestar. “Por qué no me contestas, ha pasado ya media hora”.
- Violencia: Puede ser física, verbal, emocional o sexual. La manipulación también sería una manifestación de violencia emocional. Estos podrían ser algunos ejemplos: “Ya sabes que cuando no te quieres acostar conmigo me haces mucho daño y me planteo nuestra relación…”, “Es que eres boba, siempre me dejas en ridículo delante de mis amigos”.
Uno de los peligros de este tipo de relaciones es que muchas veces estos comportamientos son muy sutiles y pueden ir poco a poco minando nuestra autoestima, percepción de valía y esto dificulta también el saber poner fin a este tipo de relaciones. Además, otro de los peligros de este tipo de relaciones es que con el fin de evitar conflictos o discusiones con esta persona podemos ir alejándonos de relaciones más sanas que habrían podido funcionar como un factor de apoyo y protección (aislamiento).
Si crees que puedes estar o has estado metid@ en una relación de este tipo y necesitas ayuda, no dudes en contactar con nosotras.