La tanatofobia o ansiedad a la muerte es el miedo desproporcionado y angustiante que sienten algunas personas a la muerte o al proceso de muerte. Dependiendo de la cultura este miedo se procesa e integra de una manera u otra. Existen religiones o países donde la relación con la muerte está más normalizada o donde el significado que le dan es terminar una vida para iniciar otra (la vida eterna, el más allá…). En muchos casos, la ansiedad ante la muerte aparece cuando la persona no comparte las creencias de espiritualidad que implican un significado sobre qué sucede al fallecer. Aquí aparece la incertidumbre, ¿qué hay después? ¿cómo puede ser mi proceso de muerte? Que al no tener respuesta puede crear angustia. Por tanto, lo que nos produce sufrimiento es la incertidumbre de qué pasará después de la muerte o cómo será este fin, no tanto la muerte en sí misma, ya que es la mayor certeza que tenemos (todos vamos a morir).

Hay situaciones o etapas que influyen en que el miedo a la muerte aparezca con mayor intensidad: la edad (a partir de los 5-6 años, los niños empiezan a darse cuenta de que las personas pueden morirse), haber sufrido una experiencia traumática, amenaza de tu vida o verlo en otros (trauma vicario), problemas de salud o enfermedades (propias o de personas de alrededor) y envejecimiento (propio o de familiares) entre otros.

En España nos encontramos con una sociedad muy poco acostumbrada al contacto con la muerte por varios motivos:

La individualización de la sociedad. Antes se tendía a una vida más comunitaria y era más habitual vivir el fallecimiento de algún conocido en etapas tempranas y participar en esto.

La sobreprotección emocional de las personas (sobre todo en los menores). Por ejemplo, no dejando participar a los menores en rituales como acudir al tanatorio.

El incremento de la esperanza de vida, haciéndonos sentir que ese momento es muy lejano.

El estado de bienestar como mirada de disfrute permanente y focalizado en las emociones de bienestar.

Como mencionan algunos autores (Gala, Lupiani, Raja, Guillén, González, Villaverde et al., 2002), la muerte se medicaliza, se esconde y se hace técnica para evitar el dolor y la realidad que supone. Se tiende a evitar o negar hablar de esto para protegernos del dolor, cuando ante un fallecimiento una de las cosas más importante a nivel emocional que se tiene que producir es el proceso de duelo, que como su propia palabra indica, duele, o puede ser que duela (cada proceso a su manera). 

Este es el marco que nos ayuda a entender por qué en nuestra sociedad ha aumentado el número de personas con tanatofobia y por qué en consulta nos encontramos cada vez más esta demanda. Ante esto, hay algunas cosas que son muy importantes entender:

Explorar historia de vida de la persona, revisando enfermedades y muertes de familiares o allegados y la relación que se ha establecido con la muerte. Si se han visibilizado o no las muertes y enfermedades, si en estas muertes se ha producido mucho sufrimiento, si se ha permitido hablar de ello y tener un espacio de descarga emocional, si se han dado explicaciones sobre esto, si se ha permitido participar en los rituales, etc.

Explorar y concretar el miedo que trae la persona a la muerte: si es miedo a no dejar legado, miedo al sufrimiento, miedo a no ser o dejar de existir, miedo a cómo será lo que venga después o si viene algo… Externalizar y nombrar aquello a lo que tengo miedo exactamente.

El miedo a la muerte es normal y en cierta medida todas las personas lo desarrollamos. No hablar de ello, no conocerlo, evitarlo o taparlo con otras cosas lo convierte en un tema tabú y hace que no puedas gestionarlo de una manera sana. Si te sientes identificado con este blog o sientes que tu malestar o angustia ante la muerte es muy elevada o te impide estar en tu día a día, ponte en contacto con un profesional, y si tienes alguna duda no dudes en consultarnos.

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