La APA (Asociación Americana de Psicología) define la ecoansiedad como el malestar, miedo y ansiedad derivado del deterioro medioambiental y la crisis climática. De momento no está considerado un trastorno mental dentro de los diagnósticos de ansiedad, pues ha sido algo de lo que se ha comenzado a hablar desde hace relativamente poco y tras las consecuencias derivadas del acelerado cambio climático que estamos viviendo.
A pesar de que muchas personas consideran que este tema medioambiental es algo en lo que se puede creer o no creer, estos cambios climáticos son evidentes y visibles. Cada vez presenciamos más contrastes de temperaturas pasando de verano a invierno sin temporadas de entre tiempo, más desastres medioambientales como sequías, inundaciones por lluvias torrenciales, nevadas históricas y un largo etcétera.
Ante estas situaciones, muchas personas comienzan a desarrollar síntomas de ansiedad, pensamientos rumiativos sobre su futuro o el futuro de sus hijos si los tienen, llegando a ser una de las causas que lleva a algunas parejas a descartar la opción de ser padres, junto con la causa económica. A su vez, estas situaciones también están afectando a las personas a plantearse cambios de vivienda a zonas con menos niveles de contaminación, que no estén en zonas de peligro de inundación… o de hábitos en el día a día (alimentación vegetariana o vegana, cambios de productos por otros más ecológicos…). Esta manera que estamos teniendo los seres humanos de adaptarnos a las nuevas dificultades o retos de la época, en algunos casos puede llevarse al extremo y resultar angustioso, rumiativo o incluso llegando a experimentar un malestar incapacitante en el día a día. Si esto sucede, es lo que se califica como ecoansiedad, y su trabajo terapéutico se aborda como otros diagnósticos ansiosos.
Como hemos comentado en anteriores blogs, la ansiedad tiene que ver con la necesidad de controlar, de anticiparse a lo que va a pasar por querer evitar el miedo que sentimos a lo que puede suceder en el futuro. Los cambios meteorológicos y desastres medioambientales derivados del cambio climático son impredecibles e incontrolables, por lo que desde ahí muchas personas entran en pánico intentando de manera inconsciente calmar este miedo hablando todo el tiempo de este tema, sobreinformándose para así parecer que tienen más control sobre esto, viviendo en el futuro y actuando en consecuencia. Si esto te está sucediendo es importante que sepas que como cualquier diagnóstico de ansiedad la base de todo esto es el miedo, y realizar todas las conductas anteriores, lejos de calmarte hace que no desconectes y aumente el malestar. Por ello, si quieres reducir el malestar habla con un especialista, intenta no sobreinformarte, realizar ejercicios como meditación o relajación para estar en el presente “aquí y ahora”, ya que el futuro no sabremos qué puede pasar ni lo controlamos. Es importante entender que cada uno podemos poner nuestro granito de arena para vivir de manera más sostenible y cuidar del planeta en el que vivimos, pero nunca podremos controlar el miedo que sentimos a las consecuencias del cambio climático, solo podemos vivir con él y aprender a gestionarlo.