Consulta psicológica

En los últimos años la figura del psicólogo ha ido cambiando. Pero, a pesar de esto, queda mucho camino por recorrer y mucho mito o creencia que derribar. La sociedad asocia el mundo de la psicología con películas de terror, de psiquiátricos y lugares fríos. Pero ¿es esto así realmente? Hemos escuchado muchas frases como “quien va al psicólogo es porque está loco” u otras como “ese lugar no es para mí” “yo no lo necesito”. 

Para continuar este escrito quiero destacar que además de ser la palabra loco un término muy despectivo para referirse a aquellos que tienen trastorno mental grave, no es verdad que los locos vayan al psicólogo. De hecho, aquellas personas que acuden al psicólogo son más conscientes de sí mismos, de su estado mental y por tanto incluso más sanas que otros que niegan sus dificultades o las justifican. No es necesario ir al psicólogo por un problema de salud mental. Al igual que en el colegio nos preparan a nivel académico para la vida profesional, el psicólogo te prepara y ayuda para la vida personal. ¿Cuántas personas conocéis con pocas habilidades sociales o con dificultades emocionales? un psicólogo nos puede ayudar en una dificultad determinada, nos puede ayudar en nuestro autoconocimiento, y en definitiva, nos orienta en momentos difíciles o conflictivos donde los propios recursos de la persona le son insuficientes o no sabe cómo utilizarlos. ¿Esto significa que sea un mal padre/madre o una persona débil o sin recursos? ¡NO! Vivimos en una sociedad de estrés y demanda constante y muchas veces nuestros recursos no pueden estar operativos al 100%. El mundo va más rápido que nosotros y adaptarnos a los distintos problemas e imprevistos puede resultar a veces bastante costoso. 

Entonces ¿cuándo debo ir al psicólogo? La respuesta es sencilla. Se debe ir cuando hay alguien que sufre, es decir, si estás sufriendo y esto te afecta en tu día a día o te complica y dificulta tu vida diaria, entonces puede ser un buen momento para que acudas al psicólogo. Si tu hijo/a sufre, lo pasa mal y no disfruta en su día a día. Vemos aquí por tanto que no es necesaria una prueba evidente y visual, sino valorar el día a día. A pesar de las pautas anteriores, es cierto que cuando se trata de paternidad o maternidad y sobre todo cuando somos padres primerizos, llega la alarma de ¿esto es de psicólogo o no? Si con los argumentos anteriores sigues teniendo dudas, aquí os dejamos algunas líneas que pueden servir de orientación sobre cuándo llevar a tu hijo a un especialista infanto-juvenil:

-Si observas que tu hijo/a presenta constante nerviosismo y/o ansiedad.

-Si detectas variaciones repentinas en hábitos del sueño, alimentación o higiene.

-Si existen posibles problemas en el desarrollo: control de esfínteres, dificultades en el lenguaje, escritura, motricidad…

-Si existe fracaso escolar, desmotivación o malas notas.

-Ante problemas de desobediencia o conducta.

-Si aparecen dificultades emocionales tanto de expresión como de control.

-Ante miedos incontrolables.

-Interés en su propio autoconocimiento y desarrollo psicoeducativo.

-Dificultades sociales existiendo interés por desarrollarlas.

-Ante procesos no esperados como divorcios, comunicación de noticias o duelos donde se esperen cambios importantes.

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