Cuando nos enteramos de que nuestro hijo o hija está realizando conductas que le hacen daño es muy común que no sepamos por qué lo hace ni sepamos cómo actuar ante esta situación. Nos hacemos preguntas como… ¿Se querrá suicidar? ¿Es una llamada de atención?
La adolescencia es una etapa en la que las emociones se viven de una manera muy intensa y de muchos cambios abruptos en el estado emocional, que dificulta su identificación y regulación. Es muy común ver a adolescentes con sensaciones de malestar emocional intenso al que no saben cómo hacer frente, y muchos de ellos desarrollan herramientas para aliviar el malestar que a largo plazo acaban siendo dañinas para ellos.
Las conductas autolíticas son una estrategia desadaptativa de afrontamiento ante el malestar emocional que no tienen por qué estar asociados necesariamente a ideas de suicidio. Por una parte, pueden ser un método de castigo hacia uno mismo a consecuencia de una baja autoestima y alto enfado hacia uno mismo asociado a sentimientos de culpa. Por otro lado, también van asociadas a la necesidad de asumir el control del dolor que está sintiendo la persona; al no poder controlar el malestar emocional, se focaliza en el malestar físico que es más fácil de predecir.
A corto plazo tienen el beneficio de que alivian el dolor emocional, pero cuando finaliza la autolesión el malestar vuelve a aparecer y en muchas ocasiones viene asociado a la culpa de haber realizado este tipo de conductas.
Por otro lado, también es habitual ver que los adolescentes utilizan las autolesiones para que los demás se preocupen por ellos. Esto no indica que sean llamadas de atención, sino que es importante que nos centremos en por qué nuestro hijo o hija necesita realizar este tipo de conductas para reclamar a los demás.
Por todo ello, si crees que tu hijo o hija está empleando este tipo de estrategias para aliviar su malestar emocional, os animamos a buscar ayuda.