La organización European Sleep Research Society (ESRS) indica que aproximadamente un 10-15% de los adultos europeos presentan insomnio crónico, mientras que el 25-35% experimenta insomnio ocasional o síntomas relacionados con la falta de sueño.
Cuando observamos los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), encontramos que el 25-30% de los españoles tiene problemas para dormir, y alrededor del 35% se despierta cansado regularmente.
Durante el último siglo, especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX, los problemas de sueño han aumentado mucho debido al cambio en el estilo de vida, el incremento del uso de dispositivos electrónicos y el aumento del estrés.
La falta de sueño o un descanso inadecuado afecta negativamente a la regulación emocional y aumenta el riesgo de trastornos psicológicos como ansiedad y depresión. La privación de sueño altera el equilibrio neuroquímico y la conectividad cerebral, disminuyendo la capacidad para manejar el estrés y aumentando las emociones negativas y la irritabilidad.
Dormir nos ayuda a procesar todo lo que vivimos durante el día, diferenciamos y clasificamos aquellas situaciones y aprendizajes importantes de los que no lo son y mandamos conseguimos consolidar nuestros recuerdos al enviarlos a la corteza prefrontal. En recientes estudios se ha encontrado que el descanso se ha asociado también a una depuración que tiene lugar en el cerebro, por la cual este se deshace de deshechos metabólicos y la proteína beta amiloide, que es una proteína que, al acumularse, está directamente relacionada con el Alzheimer.
Es por esto que contar con un buen descanso es fundamental para un correcto bienestar físico, mental y emocional.
A continuación, se desglosan algunas pautas que pueden ser útiles a la hora de mejorar tanto la cantidad (horas que dormimos) como la calidad de nuestro sueño. Una de las primeras cosas que debemos tener en cuenta es que una correcta transición de la actividad a la inactividad es muy importante.
- Mantén un horario regular: El acostarse y despertarse todos los días a una hora similar ayuda a sincronizar el reloj biológico con los ritmos circadianos del sueño.
- Crea un ambiente propicio para dormir: Mantén el dormitorio oscuro, silencioso y a una temperatura cómoda.
- Evita el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir: La luz azul de las pantallas de teléfonos o de otros dispositivos electrónicos puede interferir con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño.
- Limita el consumo de cafeína y alcohol: Evita la cafeína (en café, té o refrescos) por la tarde y el alcohol antes de dormir, ya que pueden alterar la calidad del sueño.
- Practica actividades tranquilas antes de acostarte: leer, meditar o tomar un baño o ducha caliente pueden favorecer que te relajes y así puedas estar más preparado para el descanso.
- Haz ejercicio regularmente: La actividad física durante el día ayuda a que el descanso sea de mayor calidad. Aunque hay que evitar hacer ejercicio justo antes de acostarse puesto que esto puede activarte demasiado.
Si crees que tú o alguna persona de tu entorno puede estar sufriendo insomnio, o puede estar experimentando síntomas de malestar psicológico o emocional como consecuencia de dificultades en el descanso, por favor no dudes en compartirlo y/o consultarnos con cualquier duda.