Ahora que todo empieza a recuperarse, muchos padres nos muestran su preocupación por saber qué pasará con los avances que su hijo ha ido consiguiendo durante el curso. La pandemia del COVID-19 ha planteado una reestructuración social a todos los niveles, desde el cómo nos relacionamos entre nosotros hasta cómo trabajamos o hacemos las tareas del colegio. Son tiempos de adaptación y como cualquier cambio repentino, necesitamos tiempo para ir adecuándonos a la situación e ir aprendiendo como es la mejor manera para organizarnos y aproximarnos a una “nueva normalidad”. Por ello lo primero que les decimos a los padres en estos días es: “tranquilo, es normal”. Estos meses estamos detectando mucha angustia y ansiedad no solo por la situación atípica, sino por los desfases y las consecuencias que esto puede tener en el desarrollo y aprendizaje del niño/a. Además, a esto hay que sumarle que esta época en muchos casos lleva consigo pérdidas de trabajo, ERTES, pérdidas de diferentes tipos, incertidumbre por qué sucederá en el futuro, interrupciones del proceso terapéutico o dificultades para llevarlo a cabo de manera telemática. Ante esta situación, es normal encontrarnos que los padres se sientan desbordados, sobre todo en aquellos que tienen hijos/as con alguna dificultad en el aprendizaje. ¿Qué pasa con todo lo que había avanzado hasta ahora? ¿Se ha perdido todo? ¿Cómo puedo hacer para ayudarle?
Primero hay que destacar que el cerebro en estas edades está en plena plasticidad cerebral ¿qué significa esto? Esto significa que a pesar de que hayan estado un periodo sin esa estimulación o apoyo psicopedagógico, no han perdido todo lo avanzado hasta ahora, pues son como esponjas, retinen más información de la que creemos y por lo tanto si el periodo de parón no es muy largo, estos avances son recuperables. Por el contrario, esto no significa que durante este tiempo no podamos mientras ir haciendo cierto trabajo con nuestros hijos/as. De hecho, lo ideal sería que, si no se puede continuar con el proceso psicopedagógico, podamos desde casa ir haciendo juegos y ejercicios con ellos para que no se pierdan ciertos avances básicos.
Entonces, yo como padre/madre ¿cómo puedo ayudar a mi hijo?
A pesar de que esta situación haya traído muchas dificultades, también podemos visualizar su lado menos negativo o incluso en algunos casos positivo. Es cierto que ha sido un periodo de mucho estrés, complicado y con una afluencia constante de malas noticias, pero esto también nos ha dado una lección de vida tanto a los mayores como a los más pequeños. Hemos encontrado muchas familias que nos comentan que, al margen del ámbito escolar, el niño/a está más cuidador, están teniendo espacios en familia que antes eran complicados de encontrar, están disfrutando de cosas que antes les eran indiferentes y están descubriendo el maravilloso mundo del arte, las manualidades, la cocina y la música. Estos momentos pueden ser oportunidades maravillosas para desarrollar otros aspectos como pueden ser la identificación y expresión emocional, las responsabilidades, los juegos cooperativos que nos enseñan cosas como la tolerancia a la frustración, la imaginación, respetar turnos y normas… De esta manera, se pueden trabajar aspectos imprescindibles en el desarrollo de cualquier niño/a, a la vez que nos divertimos jugando. En nuestra plataforma de Instagram (@aliarapiscologia) os dejamos nuestra iniciativa que empezamos en el confinamiento, donde os proponemos un juego diario en el que estimulan diferentes áreas implicadas en el desarrollo del niño/a, para así fomentar áreas como la atención, el mantenimiento de la lectoescritura, la creatividad, la identificación y gestión emocional, el juego cooperativo, la memoria y las funciones ejecutivas.