En el blog de hoy queremos acercaros un poco el concepto de autoestima, de dónde viene, qué es y de qué está formada.

Según autores como Maslow (uno de los pioneros de la psicología humanista) la autoestima se encuentra como necesidad dentro de nuestra jerarquía de necesidades como seres humanos, por lo que no hablamos de algo que se pueda o no potenciar, si no de algo que es necesario cuidar, como el resto de las necesidades jerárquicas que plantea este autor en su teoría. Según Maslow, los seres humanos tenemos una serie de necesidades, y según vamos satisfaciendo las más primarias y elementales, vamos queriendo satisfacer las siguientes (aquellas que están más altas en la pirámide). El autor las coloca de mayor prioridad a menor en el siguiente orden: las necesidades fisiológicas, de seguridad personal, de amor y pertenencia, autoestima y autorrealización.

Otros autores hablan de la autoestima como “La evaluación global de la dimensión de Yo o self. La autovalía o a la autoimagen, y refleja la confianza global del individuo y la satisfacción de sí mismo”.

Por tanto la autoestima además de ser una necesidad, es algo innato e interno formado por muchos componentes que nos permite crearnos una imagen de nosotros mismos en el mundo mediante la información externa e interna que vamos recibiendo a lo largo de nuestra vida. Carl Rogers exponía que muchas dificultades psicológicas aparecían a raíz de la sensación que tienen muchas personas de no ser merecedoras de amor y cariño, por lo que una vez más se pone énfasis en la necesidad de atender a la autoestima. 

En la terapia escuchamos muchas veces personas que vienen a trabajar o mejorar su autoestima, pero ¿cómo se hace esto? La autoestima se trabaja de forma transversal en casi todos los procesos de terapia, porque como veremos más adelante, está formada de muchos ingredientes, por lo que no se hace un trabajo específico del autoestima, si no que mediante el trabajo del autoconocimiento, autoconcepto, autoaceptación… vamos trabajando la valoración que hace uno sobre sí mismo. Es como si esta fuese la guinda del pastel de otros componentes que son necesarios tener en cuenta. Estos ingredientes previos son:

  • Autoconocimiento: mirarnos y poder saber cómo somos y de qué nos formamos.
  • Autoconcepto: elementos, características e ideas que nos forman una idea de cómo somos. Es objetivo y racional.
  • Autoevaluación: cómo valoro yo los elementos y características con los que me describo, cómo valoro (positiva o negativamente) la idea que tengo de mí.
  • Autoaceptación: asumir y aceptar quién soy con aquello que me gusta y aquello que no. Lo conozco, me hago una idea, la valoro y la acepto.
  • Autorrespeto: satisfacer mis necesidades y poder comunicarlas, así como expresar mis emociones.
  • Autoestima: valoración y afecto de todo lo anterior, cómo me siento conmigo tras valorar todo lo anterior. Cómo nos juzgamos. Es subjetiva y a veces irracional.

Esperamos haberte ayudado a aclarar un tema tan extendido socialmente pero tan complejo de definir. Si tienes alguna duda sobre este blog o te apetece conocerte un poquito más y profundizar en todo esto, contacta con nosotras.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *